En anteriores artículos se indicó
que una de las medidas necesarias aunque no suficiente para abordar la salida a
la situación en que nos encontramos, era la emisión de dinero por parte del BCE
a similitud de lo que realiza la Reserva Federal, Banco de Inglaterra (adalid
de la austeridad...para los demás) y Banco de Japón. Inundar el mercado de
liquidez como se está haciendo puede que no tenga los efectos deseados por
hacerse a través de entidades bancarias que lo reciben en una mano al 0%
y con la otra lo traen a España, Italia u otros países con grandes
necesidades de financiación, que nos niega repetidamente el BCE, en dónde pueden
obtener el 4%. Negocio redondo para la banca pero no para los ciudadanos
de los países emisores. Ese incremento de la liquidez es lo que está
permitiendo a España reducir la prima de riesgo por lo que puede beneficiarnos.
La emisión de moneda debe de
perseguir 2 fines:
·
Por una parte surtir
de liquidez a los gobiernos respectivos para mediante el impulso de la inversión
pública contribuir a reactivar la economía, una medida típicamente keynesiana
que dió sus frutos en la posguerra. Inversión que debe de ser claramente productiva
huyendo de macroproyectos de arquitectos estrella y megapolíticos que buscan perpetuar
su imagen en el tiempo. Obras de saneamiento, líneas de transporte, regeneración
de ciudades y edificios, sanidad, líneas de datos ultra-rápidas, I+D,….
·
Por otra parte asegurar la llegada de financiación
a las empresas que no debería de ser a través de los bancos. Las empresas podrían
emitir “preferentes” que fueran suscritas por los Bancos Centrales bajo
determinadas condiciones que habría que ajustar para evitar que empresarios
desalmados se forraran. Obviamente deberían de establecerse medidas en función
del tamaño de la empresa porque no se puede olvidar que la pequeña y empresa
familiar generan una gran cantidad de empleo que al final es lo que nos
interesa recuperar. Esta idea presenta varios problemas como es la
disponibilidad de fondos que el BCE no quiere aportar y por otra la gestión de
esas “preferentes” que no sería nada fácil, aunque tampoco lo es el gestionar
la crisis con las medidas actuales.
Estas medidas deberían de controlar que la inversión se
realiza en el territorio UE, no nos interesa financiar fábricas en Corea, ni la
deuda de Indonesia, proyectos de bienes y servicios necesarios en la
actualidad. Control de las inversiones con responsabilidad penal para los
gestores si malversan los fondos. En las S.A. ligar la emisión de preferentes
al Capital desembolsado como manera de compartir el riesgo entre lo público y
lo privado.
En las pequeñas empresas sin forma societaria pueden ser
líneas de crédito ligado al volumen de ventas declarado.
Los bancos se sentirían marginados pero su aportación a la
crisis ha sido muy negativa porque ellos han contribuido a su generación y
hemos debido de rescatar cuando deberían de haber caído como cualquier otra
empresa y sus gestores en la cárcel por malversación. Ahora están forrados. También entiendo que un banco si quiebra deja sin fondos a sus ahorradores que generalmente es gente sencilla porque los grandes ahorradores tienen sus fondos fuera como se está demostrando con todos los escándalos que nos sacuden. Por eso los banqueros deberían de tener una reglamentación especial y estricta por las consecuencias que su actuación puede tener para todos.
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