La evolución de las plantillas públicas desde el año 2002 ha crecido bastante cuando en ese año ya estaban prácticamente transferidas todas las competencias a la Comunidades Autónomas. Los grandes incrementos de plantillas se producen en Sanidad en donde ha crecido casi un 30%, en la Enseñanza no universitaria casi un 16% y en Justicia en dónde se aumentó un 35%.
Por administraciones tenemos que la Estatal apenas ha aumentado ciñéndose el incremento a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, las comunidades suben en 240.000 trabajadores, las locales en 113.000 y las Universidades en 10.000.
Luego tenemos la distribución en Funcionarios y Laborales. Siendo estos últimos algo menos de la mitad de los funcionarios, mostrando un gran número en la Local que ascienden a casi el doble que los funcionarios en ese ámbito, situándose en casi el 60% del empleo en la administración local. En este punto puede ir dirigido las medidas del gobierno, suponiendo un gran ahorro para ayuntamientos.
Si nos comparamos con los países cercanos el número de nuestro empleo público está por debajo de muchos países como Alemania, Reino Unido, Austria y ligeramente por encima de la media, 16,89 contra los 17,79 de España
El verdadero problema que tenemos en la administración es el de la gestión y sus gestores. Normalmente los gestores de personal que permanecen 4 años, los que dure el mandato de su partido y luego se van sin tener responsabilidades y sin tener una compensación o castigo por el resultado obtenido. ¿cómo medimos la buena gestión en una biblioteca, un juzgado,... En una empresa los gestores responden ante los accionistas por la cuenta de resultados pero en la administración no tenemos establecido una cuenta de eficiencia y muchas veces que existe algo, se utiliza de modo caprichoso para premiar lealtades.
Claro que necesitamos reconvertir el sector público pero sentando las bases de lo que supone un buen servicio público y teniendo claro que eso tiene un coste que todos debemos asumir. Hay empresas y entidades municipales y autonómicas que se crearon con motivos nada claros en muchos casos para evitar los controles y colocar personal afín, y que el servicio que prestan tienen un coste elevado y no imprescindible. Debemos de analizar detenidamente esas ineficacias donde existan, corregirlas y ver cómo podemos recolocar los supuestos excedentes en otros ámbitos en dónde sean necesarios. Y en ésto sí que debemos de ser menos inflexibles, sindicatos y afectados, para facilitar dichos ajustes.
El empleado público tiene mala imagen, en parte por sus propios abusos y en parte por las feroces campañas que desde determinados medios de comunicación lanzan para restar apoyos. ¿Por qué nadie piensa que los trabajadores de las empresas privadas son iguales? ¿Acaso no conocemos gente de la Privada que coge la baja en épocas de caza o de oposiciones, o se pasan el día chateando desde el ordenador de empresa? ¿Alguien se cree que un empleado de una mensajería o pizzería que entre en la administración se comportaría de forma diferente a los actuales empleados?. Sí que hay una diferencia entre ambos sectores y no son sus trabajadores, son sus gestores, a los que el grado de exigencia y retribución se ajustan por baremos muy diferentes.
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